La angustia de las obsesiones
Angustia y ansiedad, son palabras que definen la realidad de muchas personas que sufren de pensamientos recurrentes que difícilmente pueden silenciar, pensamientos obsesivos.
En consulta es común escuchar el relato de espirales de pensamiento obsesivo que terminan en crisis de intensa angustia, e incluso en ataques de pánico. Estos síntomas están íntimamente relacionados con trastornos tipificados como el trastorno obsesivo compulsivo y, en menor medida, el trastorno de ansiedad generalizada. En ambos casos existe una preocupación excesiva. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, se trata de una preocupación general, sobre diferentes y variadas cuestiones del día a día, mientras que el trastorno obsesivo compulsivo suele centrarse en una idea, duda o línea de pensamiento que impide a la persona pensar en otras cosas, y suele llevarlo a realizar algún tipo de compulsión, que no es más que una forma de intentar silenciar lo anterior, normalmente con muy poco éxito.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo
En el caso del TOC - trastorno obsesivo compulsivo - se dan pensamientos obsesivos que pueden versar sobre cosas tales como la limpieza o miedo a ‘contaminarse’, el miedo irracional a hacerle daño a alguien, la verificación o miedo a olvidarse de algo importante - llaves, haber cerrado la puerta de casa o del coche, el gas encendido, el agua corriendo… -, el orden o la simetría, etc. Estos pensamientos se viven como intrusivos, recurrentes, y muy perturbadores para la persona que los padece, quien en un intento de contrarrestar la ansiedad y angustia que le generan, realiza conductas de forma sistemática que en su concepto puedan protegerlo de la acción, o inacción de sus obsesiones. Estas conductas sistemáticas son lo que en psicología llamamos compulsiones.
El Trastorno Obsesivo de Amor
Sin embargo, cada vez encontramos más habitual lo que a simple vista puede parecer una obsesión sin compulsión. Lo que podría llamarse TOC sin compulsiones. Aunque rara vez es así, sólo que las compulsiones pueden pasar muy desapercibidas, ser acciones internas, de pensamiento, o camufladas.
Un ejemplo de TOC de este tipo, cada vez más habitual en consulta, es el TOC de amores, que tiene como eje central la duda sobre el amor en la relación de pareja de quien lo padece. Incluye obsesiones de duda sobre el amor hacia la pareja o de esta hacia uno, pudiendo tomar la forma de duda sobre si la pareja es ‘la definitiva’ o si debería terminar la relación. Las personas inmersas en este tipo de duda, se hacen preguntas recurrentes del tipo: ¿Lo quiero igual que antes? ¿Cómo se si la quiero? Y realizan toda clase de comprobaciones y comparaciones para intentar salir de dudas.
Se trata de una modalidad de trastorno obsesivo que impide disfrutar de la relación hasta el punto de llegar a evitar a la propia pareja, o directamente a romper la relación ante la angustia que esta situación genera.
¿Tengo un TOC?
Es importante entender que la denominación de trastorno se da cuando el problema se vuelve incapacitante, afectando el transcurso normal de aspectos de la vida como el laboral o social. También hay quien puede desempeñar sus roles en estos ámbitos a pesar del enorme malestar que vive, sin embargo, es el propio malestar extremo lo que indica la presencia de un trastorno.
Dicho esto, las dificultades en psicología se mueven en un continuo, pudiendo padecer este u otro problema en fases incipientes, es decir, sin llegar a ser un trastorno según lo dicho anteriormente. Lo que no quita que cuanto más pronto se intervenga el problema, menos probabilidad de que escale y se vuelva incapacitante.
Sobre la personalidad obsesiva
Si eres perfeccionista y exigente, eres vulnerable a sufrir de obsesiones. La contrapartida de serlo, es que se tiende a tardar mucho en buscar ayuda, esperando a solucionar nuestros problemas por nuestros propios medios. Como profesionales con experiencia, no nos cabe duda de que algunas personas salen adelante solas. Sin embargo, muchas otras escalan hacia algo más crónico y sólo buscan ayuda cuando están completamente superadas.
Pedir ayuda a tiempo te va a ahorrar mucho malestar, crisis de angustia y daño en la autoestima. Un profesional preparado puede ayudarte a frenar la espiral ascendente. Si no estás grave, mejor. Necesitarás menos sesiones.
Por ello, si leyendo estas líneas te has sentido identificado en algún grado, busca ayuda. Búscala ya. Sólo puedes ganar, en calidad de vida.
Write a Comment