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Persona analizando un diagrama de patrones de relación para entender por qué elige malas parejas.

¡Alerta! ¿Por qué elijo malas parejas? 3 pasos clave para romper patrones

¿Alguna vez te has preguntado: ¿por qué elijo malas parejas?? Si esta pregunta resuena contigo, déjame decirte que no estás solo/a. Es una inquietud común, y la buena noticia es que no es un callejón sin salida.
    
Las relaciones de pareja, sorprendentemente, tienden a la repetición. Es como si una y otra vez te encontraras reviviendo la misma historia, con diferentes protagonistas, pero con un guion extrañamente familiar. Pero, ¿por qué sucede esto? Y lo más importante, ¿cómo podemos salir de ese bucle?
  
Para desentrañar este misterio, necesitamos entender cómo funciona nuestra mente. Las personas operamos con «automatismos». Piensa en ellos como atajos que nuestra biología utiliza para ahorrar energía al hacer frente a las exigencias del entorno. Son esas acciones o pensamientos que realizamos sin darnos cuenta, casi en piloto automático. El problema surge cuando lo que hacemos de forma automática no está obteniendo los mejores resultados. Especialmente en el ámbito de las relaciones amorosas.
     
El primer paso para cambiar cualquier patrón automático es simple, pero poderoso: hacerse consciente. ¿Conciencia de qué? Aquí te desvelamos algunos puntos clave sobre los patrones en las relaciones de pareja.

   

Índice de Contenidos


   

1. ¿Por qué atraemos siempre al mismo tipo de persona?

Uno de los atajos que utiliza nuestro cerebro es el estereotipo. Sí, es probable que tengas una preferencia inconsciente por un «tipo» de persona, ya sea un hombre o una mujer, o incluso por unos patrones de relación. ¿Te has parado a pensar alguna vez qué tipo de personas te atraen y, sobre todo, por qué? Quizás ahora sea el momento de hacerlo.

Los estereotipos son generalizaciones que hacemos en base a experiencias previas y de un proceso de culturización desde la infancia. En el complejo terreno de la elección de pareja, este aprendizaje puede estar profundamente arraigado en lo que vimos en casa cuando éramos pequeños, en nuestro primer gran amor, o en lo que nuestra mejor amiga nos dijo que le enamoraba de ese chico de la escuela. También influyen en nuestros estereotipos lo que vemos en los medios. Los personajes de películas y series suelen repetir patrones hasta la saciedad.

No se trata de que busques un clon de nuestros padres, de nuestro primer amor, o de Brad Pitt en Leyendas de Pasión. Pero es muy probable que una o más características de estos sí se repitan en las personas en las que nos fijamos.

Un ejercicio revelador para detectar este sesgo es el de revisar esas primeras veces que nos sentimos atraídos por alguien, intentando descubrir qué fue lo que nos llamó la atención. Si empiezas a notar que los mismos rasgos se repiten en varias de tus relaciones pasadas, es posible que estemos ante un patrón.

Es hora de redefinir: Ahora que tienes más experiencia y una visión más madura, puedes reflexionar con conocimiento de causa. ¿Qué es lo que realmente te gustaría encontrar en una pareja? Presta atención al nuevo rasgo que realmente quieres ver. Empezarás a tener ojos para personas que antes no te llamaban la atención. Es como activar un nuevo filtro en tu radar personal. Así comienzas a romper patrones de pareja.

     

Ilustración emocional de una mujer reflexiva con fondo difuminado, representando el patrón de enamorarse de quien no le conviene
¿Por qué me enamoro de quien no me conviene?

    

   

2. ¿Atrayendo al «tipo» equivocado? Tus conductas hablan por ti

Igual que con las ideas o ideales, tus conductas pueden ser estereotipadas. Es decir, formas de comportarnos que son automáticas. Puedes tener clarísimo el tipo de persona que buscas para una relación, pero puede que tus formas estén atrayendo al tipo equivocado. Al final, cómo nos relacionamos con los demás es lo que acaba por acercarlos o no.

Revisa tus patrones de comportamiento. Hazte esta pregunta clave: ¿Estás enviando el mensaje que quieres mandar? A veces, nuestras acciones gritan más fuerte que nuestras intenciones. Tu psicólogo sabrá ayudarte a descubrir tus puntos ciegos.

   

3. El temido miedo a la soledad: ¿Te estás conformando?

En ocasiones nos conformamos, en lugar de elegir lo que realmente nos conviene. Detrás de esta decisión, que normalmente es inconsciente, suele estar el miedo a la soledad. De partida, si te embarcas en una relación por no estar sola/o, es muy posible que no haya una verdadera afinidad que la consolide, y puede que termines por aceptar conductas y situaciones que te hacen infeliz con tal de no perder la seguridad de la compañía.

Un claro indicador del miedo a la soledad es estar en constante búsqueda de compañía. Pregúntate si disfrutas del tiempo que pasas en soledad o si buscas cualquier excusa para evitar esos momentos. Disfrutar de actividades a solas y de tiempo para uno mismo puede ser señal de una autoestima en el amor más saludable.

Existen, por supuesto, más motivaciones que pueden llevarte a una relación de pareja que objetivamente no te convendría. Sin embargo, y esto es muy importante, puede ser que los conflictos a los que llegas con tu pareja, sobre todo si parecen repetirse ante las mismas situaciones, no se deban a una mala elección.

   

«No eres tú, soy yo»: La mirada hacia adentro

Si siempre llegas a un punto similar, tienes discusiones sobre las mismas cosas, y se repiten las rupturas traumáticas, puede haber problemas propios no resueltos que salen a la luz frente a determinadas situaciones.

Recuerda que los automatismos están presentes en tu pensamiento y comportamiento, como en el de tu pareja, y pueden llevar a relaciones repetitivas, con círculos viciosos de acción-reacción que, de no ser detectados, tienen el poder de arruinar tus relaciones.

Hazte estas preguntas: ¿Te has preguntado qué es lo que te enfada de la otra persona, qué situaciones hacen que saltes y cómo reaccionas a ellas, por qué piensas que la relación no funciona y qué hace que decidas romperla?

¿Ves un patrón? Quizás no estés eligiendo a la persona equivocada. Quizás haya algo no resuelto de lo que todavía no eres consciente.

    

3 Pasos Clave para Romper Patrones (Es momento de actuar):

  1. Identifica los patrones que se repiten. Sé honesto/a contigo mismo/a. Visualiza cómo actúas en esos momentos.
  2. Identifica los miedos o presuposiciones que hay detrás de tus respuestas y forma de actuar. ¿Son reales? ¿Hay evidencia clara e inequívoca a favor? Si no…
  3. Piensa en cómo podrías reaccionar de forma más constructiva y crea un plan de acción para cuando se den esas situaciones. Presta atención y pon en marcha tu plan siempre que se dé la oportunidad. Los automatismos pueden ser aliados: la repetición crea el hábito.

   

No te olvides de identificar tus fortalezas y usarlas a tu favor. Seguro que encuentras argumentos suficientes para contrarrestar tus miedos. Esta es una de las partes más bonitas de la psicoterapia.

¿Por qué elijo malas parejas? Los patrones se pueden cambiar, sí, pero para ello hay que aceptar que están ahí, tener confianza en uno mismo, y mirar nuestros miedos a la cara. Solo así podremos escribir una nueva historia de amor, una que elijas tú conscientemente.


 

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Cómo saber si estoy repitiendo un patrón en mis relaciones?

Observa si las dinámicas, discusiones o rupturas se parecen entre tus diferentes relaciones. Si tiendes a sentir lo mismo o a vivir situaciones similares con distintas parejas, probablemente estás repitiendo un patrón.

¿Qué puedo hacer si siempre me fijo en personas que no me convienen?

Empieza por identificar qué rasgos te atraen y si están ligados a experiencias pasadas. Luego, redefine qué necesitas hoy en una relación sana. La conciencia es el primer paso para elegir desde un lugar más consciente.

¿Es posible romper con los patrones de pareja?

Sí. Con autoconocimiento, reflexión y práctica, puedes detectar automatismos y crear nuevas formas de actuar. Cambiar tu forma de relacionarte también transformará el tipo de personas que atraes.

¿Qué papel juega la autoestima en la elección de pareja?

Una autoestima sana te ayuda a poner límites, a elegir desde el deseo y no desde la necesidad, y a evitar relaciones tóxicas. Aprender a disfrutar de tu propia compañía es un paso clave.

¿Cuándo debería acudir a terapia si siempre elijo malas parejas?

Si te sientes frustrado/a, triste o atrapado/a en relaciones repetitivas, acudir a un/a profesional puede ayudarte a descubrir la raíz de estos patrones y a cambiarlos de manera efectiva.

La angustia de las obsesiones

ObsesionAngustia y ansiedad, son palabras que definen la realidad de muchas personas que sufren de pensamientos recurrentes que difícilmente pueden silenciar, pensamientos obsesivos.

En consulta es común escuchar el relato de espirales de pensamiento obsesivo que terminan en crisis de intensa angustia, e incluso en ataques de pánico. Estos síntomas están íntimamente relacionados con trastornos tipificados como el trastorno obsesivo compulsivo y, en menor medida, el trastorno de ansiedad generalizada. En ambos casos existe una preocupación excesiva. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, se trata de una preocupación general, sobre diferentes y variadas cuestiones del día a día, mientras que el trastorno obsesivo compulsivo suele centrarse en una idea, duda o línea de pensamiento que impide a la persona pensar en otras cosas, y suele llevarlo a realizar algún tipo de compulsión, que no es más que una forma de intentar silenciar lo anterior, normalmente con muy poco éxito.

El Trastorno Obsesivo Compulsivo

TOCEn el caso del TOC - trastorno obsesivo compulsivo - se dan pensamientos obsesivos que pueden versar sobre cosas tales como la limpieza o miedo a ‘contaminarse’, el miedo irracional a hacerle daño a alguien, la verificación o miedo a olvidarse de algo importante - llaves, haber cerrado la puerta de casa o del coche, el gas encendido, el agua corriendo… -, el orden o la simetría, etc. Estos pensamientos se viven como intrusivos, recurrentes, y muy perturbadores para la persona que los padece, quien en un intento de contrarrestar la ansiedad y angustia que le generan, realiza conductas de forma sistemática que en su concepto puedan protegerlo de la acción, o inacción de sus obsesiones. Estas conductas sistemáticas son lo que en psicología llamamos compulsiones.

El Trastorno Obsesivo de Amor

Sin embargo, cada vez encontramos más habitual lo que a simple vista puede parecer una obsesión sin compulsión. Lo que podría llamarse TOC sin compulsiones. Aunque rara vez es así, sólo que las compulsiones pueden pasar muy desapercibidas, ser acciones internas, de pensamiento, o camufladas.

Un ejemplo de TOC de este tipo, cada vez más habitual en consulta, es el TOC de amores, que tiene como eje central la duda sobre el amor en la relación de pareja de quien lo padece. Incluye obsesiones de duda sobre el amor hacia la pareja o de esta hacia uno, pudiendo tomar la forma de duda sobre si la pareja es ‘la definitiva’ o si debería terminar la relación. Las personas inmersas en este tipo de duda, se hacen preguntas recurrentes del tipo: ¿Lo quiero igual que antes? ¿Cómo se si la quiero? Y realizan toda clase de comprobaciones y comparaciones para intentar salir de dudas.

Se trata de una modalidad de trastorno obsesivo que impide disfrutar de la relación hasta el punto de llegar a evitar a la propia pareja, o directamente a romper la relación ante la angustia que esta situación genera.

¿Tengo un TOC?

Es importante entender que la denominación de trastorno se da cuando el problema se vuelve incapacitante, afectando el transcurso normal de aspectos de la vida como el laboral o social. También hay quien puede desempeñar sus roles en estos ámbitos a pesar del enorme malestar que vive, sin embargo, es el propio malestar extremo lo que indica la presencia de un trastorno.

Dicho esto, las dificultades en psicología se mueven en un continuo, pudiendo padecer este u otro problema en fases incipientes, es decir, sin llegar a ser un trastorno según lo dicho anteriormente. Lo que no quita que cuanto más pronto se intervenga el problema, menos probabilidad de que escale y se vuelva incapacitante.

 

Sobre la personalidad obsesiva

Si eres perfeccionista y exigente, eres vulnerable a sufrir de obsesiones. La contrapartida de serlo, es que se tiende a tardar mucho en buscar ayuda, esperando a solucionar nuestros problemas por nuestros propios medios. Como profesionales con experiencia, no nos cabe duda de que algunas personas salen adelante solas. Sin embargo, muchas otras escalan hacia algo más crónico y sólo buscan ayuda cuando están completamente superadas.

Pedir ayuda a tiempo te va a ahorrar mucho malestar, crisis de angustia y daño en la autoestima. Un profesional preparado puede ayudarte a frenar la espiral ascendente. Si no estás grave, mejor. Necesitarás menos sesiones.

Por ello, si leyendo estas líneas te has sentido identificado en algún grado, busca ayuda. Búscala ya. Sólo puedes ganar, en calidad de vida.